miércoles, 6 de marzo de 2013

La falsa suicida, Angélica Liddell

Ofelia, chica porno, habla desde una cabina dedicada al peep-show. Horacio, lisiado, tullido, envarado a causa de un aparato ortopédico, habla desde el almacén donde vive y donde tortura a muñecas de trapo. Le habla a esas muñecas de trapo y sufre.



"OFELIA.-
Las mujeres desnudas somos como los muertos. Nadie puede dejar de mirarnos. ¿Qué tendrán nuestros pezones y el pico peludo de nuestro vientre? Qué cosa fatídica. Irremediable. Qué pestilencia. Y qué tendrán los ojos que miran y miran y miran. Y si no estoy muerta no me queda más remedio que estar desnuda. Estoy desnuda porque no estoy muerta. Aquel día a punto de matarme y sin bragas. Sin bragas. Allí empecé a trabajar. Todas las cabecitas mirándome. Igual que ahora. Cabecitas. Otra moneda, otra, otra, otra, mírame, mastúrbate, echa monedas hasta que me desnude del todo y te ensucies la mano, mírame, mastúrbate, mírame desnuda para que pierda la vergüenza cuando entre en la sala de autopsias."



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